9.11.2007

Programa

Introducción

Con esta cátedra nos proponemos propiciar un espacio de reflexión que permita pensar desde la práctica sobre la fotografía con una mirada histórica, política, social y cultural.
Al tiempo que generar un lugar de aprendizaje y experimentación con la fotografía estenopeica, documental y artística con cámara reflex, pocket y digitales.

Perspectiva Pedagógica

Con relación al aprendizaje, la perspectiva adoptada en esta cátedra se encuentra centrada en el pensamiento y en el significado, en donde las personas no son registros de información sino constructores de estructuras de conocimiento. Ya que entendemos que saber algo no es sencillamente haber recibido la información sino también haberla interpretado y relacionado con otros conocimientos. No se trata solo de saber como desempeñar una acción, sino también saber cuando desempeñarla, a la vez que adaptar ese desempeño a las diversas circunstancias y contextos. Por tanto, trabajaremos desde la enseñanza con una perspectiva que no intentará solo impartir contenidos, sino estimular y nutrir las propias elaboraciones de conocimientos y ayudar a las personas a crecer en su capacitad para controlar y guiar su propio aprendizaje y pensamiento. De este modo, la experiencia de la cátedra tendrá como función favorecer, a través de la generación de distintas actividades, el desarrollo del pensamiento autónomo y la reflexión crítica por parte de los participantes.
En este marco, proponemos un espacio que favorezca el fortalecimiento de los distintos participantes sobre conceptos y prácticas de la fotografía estenopeica, la educación popular, el trabajo colectivo, el diseño e implementación de proyectos, etc.

Objetivos

. Experimentar con la técnica estenopeica, convencional y digital para realizar tomas.
· Analizar las funciones de la fotografía en la vida cotidiana, como herramienta de comunicación y como producto social ligado a las ideas, las relaciones de poder, la identidad y la memoria.
· Problematizar lo “real” como concepto estructurante de la práctica fotográfica.
· Reflexionar sobre las principales ideas de la teoría fotográfica en materia de composición y laboratorio.
· Analizar y producir obras fotográficas diversas.

Destinatarios

Estudiantes de la Universidad Nacional de Misiones. No se requieren conocimientos técnicos o teóricos previos sobre fotografía. Tampoco es necesario poseer cámara fotográfica.
Régimen de Cursada y Evaluación

· La cátedra se dictará en forma semipresencial durante el segundo cuatrimestre de 2007, durante los meses de septiembre y noviembre. En el primer mes se cursará en forma presencial un período de tres días (jueves, viernes y sábado), siendo para todos los días una carga horaria de 8 hs. cátedra. En el segundo mes se repetirá esta modalidad de cursada.
· La metodología es de carácter teórico-práctico, basada en la perspectiva de la educación popular.
· Los participantes regularizarán el curso (y obtendrán los créditos correspondientes) registrando al menos un 80% de asistencia del total de horas de reunión y la presentación de dos trabajos fotográficos con una reflexión escrita sobre el mismo. Estos trabajos equivalen a exámenes parciales, cuyo promedio debe ser de 7 (siete) o más puntos para promocionar la materia.
· El no cumplimiento del régimen de asistencia implica quedar en condición de libre para rendir esta materia.
· Por otra parte, aquellas personas que no alcancen el puntaje de promoción, pero obtengan 4 o más puntos, deberán rendir un examen final para aprobar la materia. A esta instancia los/as estudiantes deberán presentarse con un trabajo práctico final cuyas consignas serán dadas al finalizar la cursada y podrán ser consultadas en el blog de la materia: http://www.catedrafoto.blogspot.com/

Módulo 1

· Principios Fundamentales de la Fotografía: Luz e imagen. Obturación. Diafragma. Foco. Sensibilidad. Fundamentos físicos, químicos, electrónicos, digitales, de la formación y registro de la imagen fotográfica.
· Composición Fotográfica: Encuadre. Punto de vista. Equilibrio. Puntos fuertes.
· Cámaras: uso y principales características. La digitalización de la cámara y su tratamiento. Nuevas tendencias.
· Técnica Básica de Laboratorio Blanco y Negro: Cuarto oscuro. Revelado y Copiado. Negativos.
· La fotografía estenopeica: Construcción de cámaras. Encuadre y tiempos de exposición. Laboratorio Móvil. Revelado y Copiado.
· Taller de práctica con cámaras estenopeicas, pocket automáticas, reflex y digitales.

Módulo 2

· Introducción a la historia de la fotografía. El proceso de autonomía de la fotografía con respecto a los cánones artísticos y su influencia en las ciencias, el comercio, y los servicios.
· La fotograficidad: articulación de lo irreversible y lo inacabable. Sujeto, objeto, material y producción fotográfica. Operador, Spectrum y Spectator. Studium y Punctum. Distinción teórica básica entre imagen, imagen visual, imagen fotográfica. La problemática de la percepción visual.
· Del sin-arte al arte: el acto fotográfico, la acción fotográfica y lo metafotográfico.
· La teatralización fotográfica. “Esto ha sido posado”. Fotografía documental y fotografía de la vida cotidiana. Miradas, culturas, poder y verdad. Identidad y Memoria.

Módulo 3

· Selección, producción y montaje de muestras fotográficas.
Educación Popular e imagen fotográfica.
La fotografía y los medios de comunicación.

Bibliografía
Primer encuentro presencial:

- Manual de fotografía estenopeica

- Manual de fotografía básica

- Tubío, Daniel, “Hacia una Puesta en Valor de la Fotografía Estenopeica”

- Pereira, José “Yuyo” , “Estenopeica (es Fotografía)”

- Benjamín, Walter, “Pequeña Historia de la Fotografía” en "Discursos Interrumpidos I". Buenos Aires, Ed. Taurus, 1989.

- Moro, Wenceslao, “Educación Popular: Un Acercamiento a una Práctica Libertaria”, en http://www.nodo50.org/pretextos/educ1.htm , septiembre 2007.

- Subcomandante Insurgente Marcos, “69 Miradas Contra Polifemo”, en http://www.accionfotografica.com.ar/, septiembre 2007.

- Barthes, Roland, Capítulos 1 al 13 en “La Cámara Lúcida”. Barcelona, Ed. Paidós, 1982.

- La Ferla, Jorge y Groisman, Martín (compiladores), “El Instante Decidido” en "Estudios Sobre la Problemática del diseño y su Relación con los Medios de Comunicación”. Buenos Aires, Ed. Eudeba, 1998.

- Cartier-Bresson, Henry, “El Instante Decisivo” .

- Soulages, François, “Fotograficidad” en “Estética Fotográfica”.Buenos Aires, Ed. La Marca, 2005.

- Sontang, Susan, “En la Caverna de Platón” en “Sobre la fotografía”.Buenos Aires, Ed. Alfaguara, 2006.

- Bécquer Casaballe, A. “El Documentalismo Fotográfico”, en la 6a Bienal de Fotoperiodismo. Buenos Aires, 2002.

Segundo presencial:

- Apuntes sobre Técnica Fotográfica: “Películas Fotográficas”, “Sensores de Captura de Imagen Digital”, “Obturadores”, Diafragma”.
Manual de Fotografía Básica .

- Sorlin, Pierre, Introducción en “El Siglo de la Imagen Analógica. Los Hijos de Nadar”, Ed. La Marca, Buenos Aires, 2004.

- Sontang, Susan, “El Mundo de la Imagen”, en “Sobre la fotografía”.Buenos Aires, Ed. Alfaguara, 2006.

- Barthes, Roland, “Retórica de la Imagen” y “La Imagen Fotográfica” en “Lo Obvio y Lo Obtuso”. Ed. Paidós Comunicación, Barcelona, 1986.
“Fotografía y Educación de Adultos”

- Joly, Martine, “La Imagen Fija” , Biblioteca de la Mirada, Ed. La Marca, Buenos Aires, 1994.

- Tábora Rocío y Lobo, Edmundo, "Fotografía y Educación de Adultos. Algunas reflexiones sobre la comunicación visual", Editorial Comunica CEAAL, Tegucigalpa, 1991.

- Alexander, Abel, Introducción en "La Fotografía en la Historia", Buenos Aires, Colección Diario Clarín, 2006.

- Apuntes varios, "Fotografía de Prensa".

Bibliografía Complementaria:

- Sorlin, Pierre, Capítulo 1 en “El Siglo de la Imagen Analógica. Los Hijos de Nadar”, Ed. La Marca, Buenos Aires, 2004.

- Bourdieu, Pierre “La fotografía, un arte intermedio”, Nva. Imagen, México, 1989.

- Pérez Fernández, Silvia, “A Cuarenta Años de Fotografía un Arte Intermedio” en “Ojos Crueles, temas de fotografía y sociedad Nº 1”, Buenos Aires, noviembre de 2004-marzo de 2005.

- Adams, Ansel, “El Arte de Fotografiar” en http://www.accionfotografica.com.ar/

-Dubois, Philippe, “El Acto Fotográfico. De la Representación a la Recepción”. Buenos Aires, Ed. Paidós, 1986.


Webs recomendadas:

http://www.elangelcaido.org/

http://www.accionfotografica.com.ar/

http://www.ph15.org.ar/indexespaniol.htm

http://www.proyectoraices.org/

http://www.museofotograficosimik.com/

Estenopeica:

http://www.ojodelata.com.ar/

http://www.danieltubio.com.ar/index.php

http://www.ciclopedealuminio.blogspot.com/

http://taller-de-fotografia-estenopeica.blogspot.com/

http://pinholeargentino.tripod.com/

http://zonezero.com/EXPOSICIONES/fotografos/estenopo/indexsp.html

http://www.cefaloklic.com.ar/taller.html

Volver a pág. principal

9.10.2007

Educación popular: Un Acercamiento a una Práctica Libertaria

Por Wenceslao Moro

" Si se acepta lo existente y lo dado como lo que debe ser, no existe el horizonte utópico capaz de indicar el para qué, o lo que es lo mismo, que indique el futuro a construir, se arranca a los hombres el timón de la historia en cuanto a posibilidades de inventar un futuro diferente del presente. Se puede, sí, realizar cambios intrasistémicos que no cambian los aspectos substanciales de lo existente. Y aunque parezca paradójico, lo pretendidamente neutro, adquiere un carácter ideológico y político a favor del mantenimiento del status quo". Paulo Freire

Introducción

La Educación Popular es una corriente político educativo construida histórica y contextualmente en Latinoamericano. Es decir, tiene una identidad propia marcada por una realidad histórica y socio-política. La EP asume matices particulares: ya se trate de los procesos de lucha contra las dictaduras y a los proceso de democratización en el Cono Sur, el acento en lo étnico y lo indígena en los países andinos, cuando estuvo asociada a gobiernos revolucionarios como en Nicaragua o en las iniciativas de organizaciones independientes frente a los partidos políticos en las actuales democracias neoliberales. La lógica de la EP como corriente educativa y como movimiento cultural no es unidireccional ni deductiva, es decir, no hubo un momento inicial en el que se propusieron unos fundamentos, unos principios generales, unas bases conceptuales o doctrinales, desde las cuales se generaron unas prácticas posteriores. La lógica de los movimientos culturales no es esa; se habla de un discurso fundacional de la EP para referirse a los rasgos que la identifican desde fines de los sesenta hasta comienzos de los ochenta, los cuales no equivalen propiamente a una fundamentación.
La Educación Popular se alimenta simultáneamente de varias dimensiones de la realidad: referentes teóricos previos, imaginarios colectivos, representaciones y valores culturales, experiencias compartidas, así como de la reflexión sobre las propias prácticas educativas. La Educación Popular se va configurando y redefiniendo permanentemente tanto en sus presupuestos como en sus prácticas.
Así es que la Educación Popular asume caras diversas de acuerdo a los diferentes escenarios, temáticas y sujetos educativos.

Orígenes

Se puede hablar de un momento fundacional de la EP a finales de los 70, en el cual ésta llegó a convertirse en un discurso educativo y en una corriente colectiva cuyo inmediato y principal antecedente era Paulo Freire –pedagogo brasileño-; aunque él no hablara en sentido estricto de EP, sino que utiliza otras expresiones: educación liberadora, educación para la libertad, educación concientizadora, educación dialogal..., su reflexión educativa y su propuesta pedagógica influyó notablemente.
Sin embargo, muchas de las prácticas que se engloban bajo este nombre comenzaron a ocurrir antes de eso. Para ser exactos, tendríamos que ubicar la EP en un conjunto de discusiones y de prácticas que se plantea la izquierda latinoamericana a partir de la segunda mitad del siglo XX. Las discusiones son difíciles de reconstruir, las prácticas, algo más sencillo. Entre ellas, está el triunfo de la Revolución cubana en 1959, que viene a repensar y desarrollar un socialismo latinoamericano, que aproveche lo mejor del marxismo, pero que a la vez cuestiona los dogmas que escapan a nuestra realidad; el surguimiento de la Teología de la Liberación, que coloca a la izquierda en el desafío de la construcción política a partir de los sectores populares y sus necesidades, esta corriente cristiana representa un verdadero dialogo con el pueblo, superando posturas a partir de las cuales éste es pura alienación, falsa conciencia, y construyendo una alternativa desde lo que el pueblo trae; y la crisis del modelo soviético, que viene a plantear la importancia de articular el socialismo con formas auténticamente democráticas de organización y lucha.
En estas circunstancias históricas se fue configurando la EP, simultáneamente a otras propuestas culturales como la Investigación Acción, la Comunicación Popular, y otros campos de las Ciencias Sociales que recibieron la influencia del marxismo, con las cuales se ha venido mutuamente alimentando.
Todos estos componentes históricos, culturales e ideológicos van a unirse en un enfoque común a través de las prácticas, espacios y actores.
Nicaragua y la revolución Sandinistas, con sus límites y aciertos, representará el momento cumbre donde lo popular, lo revolucionario, lo socialista, lo cristiano se van a encontrar. Es en ese contexto, donde se empieza a hablar de EP más claramente.

Rasgos fundacionales

Una lectura crítica de la sociedad y de la educación predominante. Leer la realidad. En un primer momento, esta lectura de la realidad se hizo desde el materialismo histórico desde el cual se abordaba críticamente la injusta y conflictiva realidad, con un marcado signo clasista. Hoy, se ha ampliado el núcleo interpretativo crítico. Por un lado, el estructuralismo marxista se vio cuestionado y ampliado por otras tendencias dentro del marxismo como las provenientes de Gramsci y de la Escuela de Frankfurt. Se comienza a reconocer que no existe una única fuente desde la que se puede ser crítico. Otras corrientes, que se incorporaran a la lectura de la realidad son por ejemplo: el análisis que hace Foucault sobre el poder, etc... Abunda información: falta ideas para analizar esa información. ¿Qué es lo que está pasando con el país, con nosotros? ¿Hay injusticias o no? ¿Cuáles son? ¿Cuáles son sus causas? ¿Quiénes son los responsables? Etc.... Una lectura del mundo nos permite analizar la conflictividad inherente en la sociedad capitalista y la posición o rol que tenemos en dicha conflictividad. Si no se analiza la realidad sobre la que uno vive es muy probable que se caiga en una postura ideológica que conlleva a una práctica que adquiere un carácter de adoctrinamiento de los sectores populares. La lectura o comprensión de la realidad es fundamental para que las personas puedan desarrollar políticas. La comprensión de la realidad, parte siempre de una verdad que las personas y grupos tiene acerca de la realidad, de la sociedad en que viven. Esa verdad puede ser incompleta, distorsionada, limitada, pero existe, y es el punto de partida de cualquier proceso de formación y de lucha. Conocer para actuar, y actuar para afianzarnos en lo que nosotros podemos hacer y la indignación frente a lo que ellos hacen. "La comprensión de la historia como posibilidad y no determinismo, sería ininteligible sin el sueño, así como la concepción determinista se siente incompatible con él, y por eso lo niega... Siempre que se considere el futuro como algo dado de antemano, ya considerándolo como una pura repetición mecánica del presente, con cambios apenas adverbiales, ya porque será lo que tenía que ser, no hay lugar para la utopía, es decir, para el sueño, para la opción, para la decisión, para la espera en la lucha única en que existe la esperanza. No hay lugar para la educación, solo para el adiestramiento"
Intencionalidad política emancipadora. La política es entendida como acción liberadora. La educación busca la promoción del cambio social, en vez de la estabilidad social, es decir, es un instrumento para el cambio. Sin embargo, la EP no busca el cambio de unos por otros, es decir de explotados por explotadores, sino que busca superar dicha contradicción aspirando a una sociedad en la que no allá opresores ni oprimidos. El acento en la emancipación o liberación es que los seres humanos puedan desligarse de las dependencias que lo hacen ser "seres para otros" antes que "seres para sí". Aparece contrapuesto el concepto de liberación, como contrapuesto a una situación de no libertad, a una necesidad de ser libre, de " ser más". Esta situación, da cuenta de la situación de opresión en que viven (o mejor dicho vivimos) todos los hombres: situación que en general no es problematizada sino que es vivida como "natural" (lo cual dificulta la posibilidad de modificarla). Debido a que la realidad es opresora, y la realidad es producto de la acción de los hombres (quienes en la medida que son sujetos activos son constructores de la historia, al mismo tiempo que ésta hace a los hombres que la hacen) consecuentemente ellos, en tanto hacedores, protagonistas de la historia, son responsables de su propia liberación. Toda situación que niegue a los hombres su vocación de ser seres para sí, de ser más puede ser considerada de opresora. Y romper con esa situación es la liberación auténtica del hombre. "Nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo, los hombres se liberan en comunión". Paulo Freire Busca contribuir en la construcción de un orden social justo que supere el actual.
La consideración de que son los sujetos populares los actores protagonistas de su emancipación. Lo popular en la EP no es un simple adjetivo, sino un sustantivo. De ese modo, lo popular en la EP tiene que ver con la intencionalidad y con el lugar social desde donde se realiza el proyecto. Con vistas a la creación de un poder popular que encarne los propios intereses de los sectores populares y no de quienes tienen intereses creados distintos a ellos. La emancipación no es una cosa que se deposita en los hombres. No es una palabra más, es praxis, que implica reflexión y acción transformadora.
Un campo privilegiado de incidencia: la subjetividad de los sujetos educativos. Esto se refiere a la concientización (en un primer momento hacía referencia a la conciencia racional de la situación), es decir un proceso educativo a través del cual se quiere lograr algún cambio en las estructuras de pensamiento, en la manera de ver las cosas y de actuar en la vida cotidiana, independientemente de que se estén tratando otros temas como ser los derechos humanos o cualquier otra área específica. En la actualidad hablar de subjetividad significa hablar de muchas cosas distintas. La subjetividad de personas integrales: nos referimos a que las personas que participan en las luchas comienzan a ser comprendidas como integrales, capaces de actuar y pensar, pero también de sentir y sensibilizarse. La subjetividad como memoria histórica: a veces, subjetividad quiere decir la recuperación de las tradiciones populares y las expresiones culturales populares. Estas constituyen símbolos de unidad, de lucha, resistencia y rebeldía frente a la cultura dominante que intenta hacer desaparecer todas estas expresiones. La subjetividad y la mística: La mística consiste en hacer que la gente se sienta bien en la lucha y a la vez, que se vivencie colectivamente el deseo de cambiar las cosas. A veces nos olvidamos que la lucha es también alegría, la alegría de quien obtiene lo que es suyo y la alegría del que levanta la cabeza y encuentra a un compañero.
Una metodología de trabajo apropiadas a las anteriores Conjunto de técnicas participativas y activas, dialógicas, dialogo de saberes, el dialogo cultural. Pone en importancia el romper con el verticalismo y el verbalismo de la educación bancaria, se busca a través de dinámicas grupales trabajar los temas, llevar el mensaje. De esta forma se busca que la metodología de trabajo no sea a partir de los objetivos previamente trazados por otros sino que se busca un dialogo y un protagonismo de todos en la formación de una idea.
Diversidad de la Educación Popular Hoy en día en América Latina, la Educación Popular es un fenómeno complejo y plural atravesado por corrientes diversas. En este apuntado lo que se busca es plantear los principales debates que se dan en torno a la relación entre la Educación, la Sociedad y la Política.
Educación y sociedad La concepción de la EP depende mucho de los a priori sobre el lugar y la especificidad de la educación dentro de la estructura social. Desde una posición –influencia de L. Althusser-, la educación es la expresión de la superestructura como parte de la ideología y como aparato ideológico del Estado. De esta manera la educación juega un papel de medio para la reproducción social del sistema. Una segunda posición –ligada al pensamiento de A. Gramsci-, postula la incidencia de la educación en la transformación social; es un espacio donde se juegan grandes tensiones sociales y políticas. Se utiliza la palabra educación como sinónimo de "proceso político pedagógico". Insiste sobre la importancia de la educación en la construcción de la hegemonía de una clase o de un bloque social sobre los otros. Existen múltiples interacciones entre las diferentes esferas de la práctica social de modo que el proceso educativo no está completamente determinado por lo económico, ni tampoco autónomo como la afirmaría una perspectiva idealista.
Educación Popular y política Dentro de una coyuntura política, económica y social basada en la desigualdad y la no participación, es engañoso pretender inaugurar unas relaciones humanas democráticas y horizontales por el solo medio de la Educación Popular; hay que pensar en una estrategia política más global. La relación entre lo pedagógico y lo político es íntima: las relaciones de saber son siempre relaciones de poder. De manera muy general, hay que por lo menos dos maneras enfocar la relación entre la Educación Popular y la política. La primera busca una acumulación de fuerzas para cambiar la situación de dominación: se pone el énfasis sobre la organización y sobre la unidad de los diferentes sectores que constituyen el movimiento popular. Aquí, la EP insistirá sobre le marco teórico, sobre la estrategia política, sobre la caracterización del enemigo. Se planteará directamente frente al Estado. El acento se da sobre un cambio socio-político inmediato, sobre la recuperación de la democracia o la insurrección; es una estrategia de asalto del Estado. Esta postura corre el riesgo de un nuevo tipo de autoritarismo ligado a un vanguardismo; la vanguardia, que supuestamente posee ya la verdad y el saber, los impone. Eso da lugar a unas prácticas que, persiguiendo los fines revolucionarios, dejan en un segundo plano a la conciencia y las posibilidades reales de los sectores populares. Así como volver a prácticas de dominación de unos sobre otros. El otro modelo insiste sobre un trabajo más lento, sobre una recomposición y un fortalecimiento de la sociedad civil. Se pone el acento sobre la organización de la base a partir del conocimiento de la realidad popular. Su objetivo es reconstruir el tejido social teniendo en cuenta los problemas de disgregación o falta de integración, sin un proyecto de integración al Estado, ni tampoco de inclusión dentro de un aparataje político preestablecido. Se pone el acento sobre la constitución del sujeto más que sobre el proyecto; la educación no está ahí directamente ligada a la política en su aspecto de lucha por el poder. Este modelo corre el riesgo de llegar un punto donde no se sabe para donde ir y no tener en cuenta la conflictividad social existente. Además del vanguardismo y de la reconstrucción del tejido social se encuentran dentro de la EP en América Latina otras tendencias ligadas a la restauración étnica y cultural y otras.
Educación Popular y su campo específico de acción o dimensión Se entiende a veces la Educación Popular como un campo específico de acción conformado por diversas prácticas educativas más o menos institucionalizadas: alfabetización, instrucción escolar, formación técnica, animación cultural, formación sindical o política, lectura y animación de textos. Otros la consideran como una dimensión educativa de las acciones y de luchas sociales protagonizadas por los sectores populares. En este caso la EP no se limita a las relaciones formales de enseñanza-aprendizaje. Hay una descentralización escolar y educativa; la educación se vuelve un espacio de producción, de intercambios y de consumo de saberes y rebasa el marco de las prácticas y de las instituciones llamadas educativas. Esta tendencia de la EP considera los acontecimientos y los procesos de cambio como unos hechos educativos; explícita el carácter formador de la práctica social. "La EP convierte la realidad y el proceso de transformación en hechos educativos en si mismos... convierte en hechos referentes educativos los triunfos y las derrotas, los avances y los retrocesos, los problemas internos y externos". Hay que tener que tener cuidado al definir la EP como un campo específico con el riesgo de perder de vista la globalidad de la realidad social y las interrelaciones entre las esferas del juego social, o, la contrario, de considerarla como la dimensión educativa de otro campo, por ejemplo el político, con el peligro de no poder reconocerle una especificidad.
Actores Sociales Durante mucho tiempo, se ha reducido la concepción de pueblo por herencia de un marxismo ortodoxo. Se pensaba que el único agente de cambio era la clase obrera, el proletariado industrial, y que los otros sujetos populares tenían un aporte en la medida en que se alineaban con esa vanguardia. Desde esta lectura clasista, lo que se valoraba era la dimensión económica de los sujetos populares de acuerdo al lugar que ocupan dentro del sistema de producción y de la división del trabajo. Pero esta concepción fue ampliándose a otros sujetos dentro del ámbito de sectores populares.
El concepto de pueblo varía según la coyuntura y según las relaciones de fuerzas dentro de una formación social dada. El pueblo es un bloque de clases sociales subalternas con identidad histórica y política, cuyos intereses convergen hacia un proyecto común de liberación. El concepto de pueblo debe entenderse en su aspecto dinámico y amplio. Implican relaciones sociales pues se habla de oprimidos (en vez de pueblo), de empobrecidos (en vez de pobres) o de marginalizados (en vez de marginados).
Se utilizará el término de sectores populares en lugar de pueblo, preservando así la multiplicidad y el carácter movedizo de esta realidad, la cual debe ser constantemente redefinida en función del contexto y de las condiciones económicas, políticas y culturales.
Los sectores populares son el conjunto plural de los grupos sociales explotados y excluidos de la administración de poder político como de la distribución de los excedentes económicos. Son un conjunto multiforme y no organizado de la clase obrera, de los pequeños campesinos y de los agricultores sin tierra, de los indígenas y de las naciones oprimidas, de diferentes estratos de la pequeña burguesía, de los desocupados, de las mujeres dentro de una sociedad machista. Se definen según relaciones de opresión tanto a nivel económico, como de género. de raza, de edad...
Los sectores populares son los primeros protagonistas de la EP.
Hay quienes consideran la EP es el fruto de una producción espontánea, es decir que los sectores populares llegan a ser sujetos políticos por sí mismos identificando la EP con el saber popular. Postulan en última instancia una autoformación y autoliberacíon popular.
O por el contrario, es fruto de una intervención externa, reconociendo en la práctica de la EP la presencia de actores o agentes no propiamente pertenecientes a los sectores populares. A ellos se refiere la expresión de intelectuales orgánicos. Aquí la EP consiste en acompañar y relacionar diversas formas de saber y de organización para que los diferentes sujetos que participan en un mismo proyecto de transformación social se comuniquen entre sí. Los actores o agentes externos ponen su capacidad al servicio de los sectores populares o promueven unos proyectos propios dentro de un diálogo con los principales interesados.
Finalmente, puede ser que participen de la EP protagonistas ligados al Estado, a gobernaciones, a municipios. A su vez, puede desarrollarse en diversos ámbitos: partidos políticos, sindicatos, asociaciones barriales, organizaciones no gubernamentales, etc. De acá surge la pregunta sobre las fronteras de la EP.
La Educación no es Popular por el sólo hecho de ser realizada por los sectores populares o estar dirigida a ellos. No basta definirla a partir de sus actores. De hecho, una educación compensatoria, elaborada y pensada para los sectores excluidos de la cultura escolar no es popular de por sí. La cuestión de saber si la EP está ligada a grupos de una determinada edad es controvertida. En un primer momento, la EP estuvo relacionado como una tarea realizado con adultos. Sin embargo, los/as niños/os están incorporados desde muy temprano a los mecanismos de explotación y opresión.
Otro aspecto que se da es el reconocimiento de la singularidad e individualidad de los sujetos de la EP – educandos/as y educadores/ras, ellas/os y nosotros/as. Puesto que antes el acento estaba puesto en lo económico y lo político, sin darle mayor importancia a las relaciones humanas, las relaciones cara a cara. Pero la EP siempre trabaja con grupos, no con individuos aislados.

Finalidades

La EP se sitúa dentro de las tensiones entre el individuo, el grupo social y el Estado o la sociedad; pretende influir sobre esas relaciones y transformarlas. Por lo tanto sus intensiones rebasan un marco estrictamente pedagógico. El desarrollo de la concientización no se sigue en forma lineal, porque el individuo no se encuentra privado de vínculos sociales y porque la comunidad está determinada por las relaciones de dominación social (particularmente por las relaciones de producción). La constitución del grupo no es anterior a la idea del Estado, es simultanea. Según J. Bengoa la tipología de las finalidades se basan en cuatro principios. Postula que los educandos piden cuatro cosas fundamentales a la educación. En primer lugar quieren saber quiénes son: el principio de identidad. Se interesan también por su funcionamiento individual o colectivo y por mejorarlo: es el principio de participación. En tercer lugar, los educandos buscan algún tipo de transformación individual o colectiva. Esta se puede dar dentro de la búsqueda de la movilidad o del ascenso social, es entonces el principio de modernización (desarrollo). Se puede dar también por la vía de una transformación que implique un cambio en la posición del grupo social en relación con los otros; en ese caso es el principio de cambio social. Según las finalidades perseguidas, los educandos se apegan más o menos a uno de esos principios o a las diferentes combinaciones posibles entre ellos. Dentro del contexto de la EP, la participación tiene que ver con el aprendizaje, la formación y el ejercicio de la democracia en el seno del mismo grupo. La identidad es un valor que buscan particularmente los sectores sociales desintegrados o excluidos por el sistema. Está ligada con los procesos de autoconciencia, con el énfasis sobre la cultura, con la formación de la comunidad. La modernización se refiere a la formación para un trabajo productivo, a la adquisición de conocimientos rentables que permitan un ascenso social. El cambio social es una dimensión siempre presente en la EP, aun si parece utópica dentro de una sociedad autoritaria y conservadora. El acento unilateral sobre un aspecto conlleva a diversas deformaciones. El acento sobre la participación puede llevar al populismo. El énfasis sobre la identidad hace proclive al comunitarismo o al corporativismo. El acento sobre la modernización esta ligado al tecnocratistmo. Finalmente, el acento sobre el cambio social conduce fácilmente al ideologismo.
Contenidos
En sí, no es posible describir los contenidos de la Educación Popular, se encuentra entre la oferta y la demanda educativa y no posee gran autonomía. Dependen del lugar de la Educación Popular en la sociedad, de los protagonistas de las finalidades y del método. Se pueden clasificar los contenidos en función de las finalidades propuestas y ligarlos con la identidad de un grupo social, con la participación, con la modernización y con el cambio social. Los contenidos se establecen a partir de encuestas y de investigaciones que permiten a los hombres y mujeres intercambiar su respectiva visión del mundo. Es necesario que los educadores populares conozcan y se interroguen sobre la articulación entre los sistemas sociales, familiares o extra familiares de transferencia del conocimientos; sobre las relaciones entre saber y poder. La EP tiene que tomar estas preguntas en serio si no quiere funcionar como una nueva colonización destructora de los intercambios internos entre saber y poder. Muchas veces la EP funciona como enemigo cultural de los sectores populares, desconociendo el saber popular. Ya que muchos programas de EP están construidos sobre la imagen que sus responsables se hacen de los sectores populares que sobre un conocimiento profundo de la cultura y de la conciencia de éstos. El desconocimiento no asumido de la realidad del otro autoriza a percibirlo como yo quiero y actuar sobre él, transformándolo según la imagen y el horizonte que, a priori, mi conciencia eligió para él. Se hace del otro un yo. Generalmente se percibe la cultura popular como fragmentaria, descompuesta, dispersa, sin rigor lógico... como si fuera un conjunto de restos de un pasado colonizado. No se puede definir la EP a partir de los contenidos de los programas hechos en su nombre. Los contenidos no son populares en sí sino en función de los actores, de las finalidades y del método.
Metodología
Cuando se pone el acento sobre la consolidación de la identidad de los protagonistas populares, de sus sistemas de valores de sus culturas... el método es prioritariamente inductivo. Busca descubrir la racionalidad que surge de las prácticas populares ligadas con la producción, la distribución y el consumo del conocimiento. Cuando, al contrario, el acento está puesto sobre el proyecto ideológico y político, el método es más deductivo. Apunta a transmitir, a explicar, a divulgar los conocimientos que los formadores juzgan mínimos y necesarios para la transformación de la sociedad. Un elemento fundamental en la metodología de la EP es el papel que juega la teoría dialéctica del conocimiento. De esta manera se apunta a partir de la práctica, o sea del saber popular, de lo que la gente vive y siente, desarrollando un proceso de teorización sobre esas prácticas, no como un salto a lo " teórico" sino como un proceso sistémico, ordenado, progresivo y al ritmo de los participantes. El proceso de teorización así planteado, permite ir ubicando lo cotidiano, lo inmediato, lo individual y parcial, dentro de lo social, lo colectivo. Considera al conocimiento como una actividad indesligable de la práctica. Es la práctica social de donde surgen los conocimientos, es en la transformación de esa práctica donde se constata la objetividad, la realidad, la verdad del conocimiento. Por ello es que si bien la práctica sirve de base a la teoría – la teoría es a su vez -, sirve a la práctica para entenderla y transformarla ... Partir de la práctica, teorizar sobre ella, para regresar nuevamente a la práctica; partir de lo concreto, realizar un proceso de abstracción, para volver de nuevo a lo concreto; partir de la acción, reflexionar sobre ella, para nuevamente volver a la acción, de ahí la lógica del proceso de conocimiento. De esta manera permite regresar a la practica con nuevos elementos que permitan que el conocimiento inicial, la situación, el sentir del cual participamos, ahora nos lo podemos explicar entender, integral y científicamente. Esta articulación entre las manos (actuar) y la cabeza (pensar) es la yunta que impulsa al carro de la historia. El núcleo del método dialéctico - acción-reflexión-acción o práctica-teoría-práctica- se ha complejizado y enriquecido con elementos como la cultura, lo subjetivo, lo particular, las estrategias de aprendizaje, de construcción de conocimientos y de valores, etc... Hay que tener cuidad de partir de un a priori ideológico. Otra cuestión es la de aplicar mecánicamente este método sin poner de relieve las tensiones que hay entre educadores y educandos.
Definiciones
La historia de la Educación Popular no es lineal: no se entiende a partir de la sucesión de la substitución de un modelo por otro. Todos los diferentes modelos presentan variaciones y contradicciones internas y se encuentran imbrincados los unos en los otros. Como ya dijimos más arriba no basta que los destinatarios sean miembros de los sectores populares, así como tampoco, si esta relacionado con su participación o no en el sistema formal de educación. Implica algo más: es todo un estilo educativo diferente a aquel elitesco, reproductor del sistema social de injusticia, que genera hombres y mujeres que se amolden a la sociedad sin transformarla, sin ser agentes de cambio. El propósito es de contribuir, de ser una herramienta, un aporte a un proceso complejo y de largo plazo, constituyéndose como uno de los medios que colaboran en la construcción de una alternativa cultural y política de sociedad. "Pedagogía que haga de la opresión y sus causas el objeto de reflexión de los oprimidos, de lo que resultará el compromiso necesario para su lucha por la liberación, en la cual esta pedagogía se hará y rehará." Estableceré tres definiciones que parten diferentes tendencias, ya se trate de una definición ideológica y política, otra que pone el acento sobre una forma de autoeducación de los sectores populares, y finalmente una definición que insiste sobre la reconstrucción del tejido social.
a) Entendemos por EP un proceso colectivo mediante el cual los sectores populares llegan a convertirse en el sujeto histórico, gestor y protagonista de un protagonista de un proyecto liberador que encarne sus propios intereses de clase. Para ello, la EP debe verse como parte y apoyo a un proceso colectivo mediante el cual los sectores populares, a partir de su práctica social, van construyendo y consolidando su propia hegemonía ideológica y política, es decir, desarrollando las condiciones subjetivas- la conciencia política y la organización popular- que les hará posibles la construcción de su propio proyecto histórico. (Peresson, M.; Mariño, G; y Cendales, L) b)La EP es un espacio donde las propias capas populares desarrollen (expresen, critiquen, enriquezcan, reformulen, valoricen) colectivamente su conocimiento, sus formas de aprender y explicar los acontecimientos de la vida social. Es el conocimiento que brota de la experiencia de vida y de lucha de las capas populares y que es elaborado por ellas mismas, que refuerza su poder de transformar la sociedad: es ese conocimiento que aumenta su capacidad de discernir y rechazar las reglas de dominación, y que fortalece su poder de decidir cuáles son las luchas y formas de organización más capaces de concretar nuevas reglas de vida social. (Costa, Beatriz) c)La EP entendida como educación para los movimientos sociales, tiene por objeto la recreación de las bases de sociabilidad en una sociedad dada; es, pro lo tanto, parte de un gran movimiento de transformación histórica. La educación para los movimientos sociales es un subsistema de educación programada e informal, orientando a complementar el conjunto de actividades educativas y formativas existentes en la sociedad. (J. Bengoa).Llegado al final de esta ventana hacia la Educación Popular se entiende esta como un proceso de formación y capacitación desde una opción por los sectores populares para que con ellos, a través de una acción organizada, se logre romper con los esquemas de dominación (opresores y oprimidos) con el objetivo de construir una Sociedad de Hermanos y Hermanas unidos en la fraternidad.

BIBLIOGRAFÍA
Boff, Clodovis. Cómo trabajar con el pueblo. Editora Vozes, Petrópolis, Brasil. 1986.
Dimatteo, Javier. ¿Qué es la Educación Popular? Texto extraído de la página de Internet: http://www.geocities.com/suredpop/.
Granda, Verónica Liliana. Educación Popular: una praxis liberadora. Texto extraído de la página de Internet: http://usuarios.arnet.com.ar/caminante.
Freire, Paulo. La Educación en la Ciudad. Siglo XXI, Madrid, España. 1997.
Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido. Tierra Nueva, Montevideo, Uruguay. 1970.
Preiswerk, Matthias. Educación Popular y Teología de la Liberación. CELADEC, Buenos Aires, Argentina. 1995. Vargas, Laura y Bustillos, Graciela. Técnicas participativas para la Educación Popular. Editorial Lumen-Humanutas, Buenos Aires, Argentina. 1996.
Varios Autores, Saber Popular y Educación en América Latina. Ediciones Búsqueda, Buenos Aires, Argentina. 1984. Varios Autores. Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas. Emece, Buenos Aires, Argentina. 2001.

Fuente: Nodo50

volver a Página Principal

Presentación de la Muestra del EZLN por el Sub Comandante Insurgente Marcos

EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL MÉXICO
Noviembre del 2003.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Es un honor para mí compartir la mesa con las personas que, supongo, me han antecedido a la palabra. No digo los nombres por si ha habido algún cambio de última hora en el programa y resulta que no se miran quienes responden a esos nombres. Porque la mirada es importante.
Una forma de referirse al movimiento zapatista tiene qué ver con el mirar. En alguna ocasión hemos señalado que la dignidad se puede definir en relación al mirar al otro, al ser mirados por el otro, y al mirarnos a nosotros mismos.
El Poder, ése cíclope que ha globalizado la miseria y la desesperación, tiene un su modo de mirar. Él se mira como uno, único y eterno, y mira al otro con ese apetito antropófago que ha caracterizado al poderoso a lo largo de la historia y que ahora, en la época del neoliberalismo, ha alcanzado niveles bestiales nunca antes vistos. El Poder sólo admite una mirada si ésta es sumisa y le profesa admiración. Cualquier otra mirada es para él un desafío.
Al mirar, el Poder cataloga al otro y archiva esa mirada: acá tenemos al Poder mirando a la mujer y catalogándola como objeto de decoración, de satisfacción y de desprecio. Archívese entonces esa mirada, si es aceptada por la mujer, en el rubro de “mujeres de éxito”. Si, en cambio, la mujer se resiste a esa mirada, archívese en la sección de “pendientes por eliminar”. Y por “eliminar” no me refiero sólo a la eliminación física, también al mirar condenatorio, a la mirada de una sociedad que sigue dócilmente las indicaciones del Poder. Si, por ejemplo, una mujer reclama su derecho a decidir sobre su cuerpo, entonces es una disoluta, una criminal. Y en política el Poder es sospechosamente masculino, porque las mujeres que incursionan ahí tienen éxito si reproducen las pautas, los modos, las maneras y hasta el lenguaje de los políticos varones. Tómese, por ejemplo, la reunión de féminas del Poder que trivializó, por la alquimia de los medios de comunicación, la lucha femenina en el reciente aniversario del voto de la mujer. Lo menos que se puede decir es que lucían muy masculinas, es decir, impostadas.
Cuando el Poder mira a un joven, o a una “jovena” (para usar el término empleado por el Comandante Zebedeo), lo o la cataloga en la carpeta de “rebeldías momentáneas”, y deja que el reloj corra junto al arrepentimiento para que ambos, el tiempo y la contrición, hagan madurar al objeto mirado. Si el tiempo pasa y el joven o la”jovena” no sienten culpa alguna por la rebeldía que les ilumina la mirada propia, entonces el Poder archiva su mirar en el cajón de “delincuente en potencia”. Para el Poder, la juventud, y la rebeldía que suele acompañarla, son tolerables si prescinden de la conciencia. Que los jóvenes se “revienten” en los “antros”, vaya y pase; pero que luchen por educación, trabajo, cultura, o que abracen alguna causa, eso sí nomás no.
Para los indígenas el Poder no tenía programada una mirada. En el mundo que su ojo único imaginaba, esos seres extraños del color de la tierra nomás no aparecían. Ergo, no eran mirados, tal y como no se miran a los muertos. Si, entre otras cosas, el alzamiento zapatista de hace diez años los hace visibles no deja de ser una molestia. Desconcertado, Polifemo recurre entonces a su archivo de “miradas del pasado” y descubre en él las miradas de curiosidad turística o antropológica, de lástima (que es una de las formas elegantes del desprecio) y de objeto de chistes y limosnas. Quiero decir que las únicas imágenes que tenía en su archivo eran las de Pedro Infante en “Tizoc” y las de la India María. Fuera de eso, había imágenes de artesanías pero no de quien las producía. Al mirar a los indígenas ahora, Polifemo se desconcierta y archiva esas miradas en el cajón de “¿What?” o en la “I” de “Incógnitas”, “Incomprensibles”, “Irreverentes”. Sí, porque la mirada del Poder es una especie de religión y quienes faltan a ella son unos irreverentes.
Estamos aquí para presentar una exposición fotográfica. En ella se presentan una serie de fotografías que se refieren al período que va del primero de enero de 1994 al 10 de agosto del 2003, es decir, 10 años. La década referida ha contenido muchas cosas, una de ellas es el alzamiento zapatista protagonizado fundamentalmente por indígenas, en las montañas del sureste mexicano. Con miles de pueblos indios en su eje articulador, el zapatismo ha hecho uso, en estos diez años, del fuego y de la palabra.
Una foto es una mirada. No sólo una mirada, pero también una mirada. Es, sobre todo, una mirada que se muestra, que dice “esto miro”. Pero también dice “esto miro de esta manera”.
Mirar al zapatismo de los últimos diez años es mirar el fuego y mirar la palabra. Y las fotos sobre el zapatismo actual (o “neozapatismo”) son miradas al fuego y a la palabra.
En esta exposición, 68 fotógrafos han sido generosos y nos comparten sus miradas a los zapatistas en estos diez años. No sólo. También han colaborado económicamente para que esta exposición sea posible. Digo sus nombres, pero en realidad estoy nombrando sus miradas:
Adrián Mealand, Alberto Contreras, Alejandro Meléndez, Alfredo Estrella, Ángeles Torrejón, Antonio Turok, Araceli Herrera, Arturo Fuentes, Arturo Talavera, Carlos Cisneros, Carlos Ramos Mamahua, Cecilia Candelaria, Claudio Cruz, Cristina Rodríguez, Eduardo Verdugo, Elsa Medina, Emiliano Thibaut, Eniac Martínez, Erik Mesa, Ernesto Ramírez, Fabrizio León, Félix Cúneo, Fernando Castillo, Fernando Luna, Fernando Villa del Ángel, Francisco Mata, Francisco Olvera, Fred Jacquemont, Frida Hartz, Georges Bartoli, Gildardo Magaña, Guiomar Rovira, Heriberto Rodríguez, Javier García, Jesús Ramírez, Jesús Villaseca, Jorge Claro, José Ángel Rodríguez, José Carlo González, José Nuñez, Juan Ramón Martínez León, Julio Candelaria, Leonor Solís, Lourdes Grobet, Luis Cortés, Luis Jorge Gallegos, Marco Antonio Cruz, Marco Peláez, Marco Ugarte, María Melendrez, Omar Meneses, Oriana Elicabe, Pascual Gorriz, Patricia Aridjis, Paulo Vidales, Pedro Valtierra, Rafael Seguí i Serres, Raúl Ortega, Ricardo Deneke, Rosaura Pozos, Simona Grannati, Tim Russo, Victor Flores Olea, Victor Mendiola, Xóchitl Zepeda, Yazmín Ortega Cortés, Yolanda Andrade y Yuriria Pantoja Millán.
Ojalá y no se me haya escapado algún nombre, es decir, alguna mirada. Y ojalá todos hayan colaborado económicamente, porque si no pues todos los van a “mirar”, pero al modo de las comunidades zapatistas.
Fuera de la inmediatez de los medios de comunicación, del impacto noticioso, del dramatismo del fuego y la palabra, estas 68 miradas se declaran irreverentes y desafían la mirada única del Polifemo del Poder.
No miran al indígena menesteroso que tanto añoran Martha Sahagún y Xóchitl Gálvez. Tampoco al indio politeísta que aterra a Abascal y sus Legionarios. Ni al precolonial sacrificador con un corazón sangrante en una mano y el pedernal en la otra, la imagen preferida de Aznar y sus anexos de letras agonizantes. No miran al indio dócil y domesticado sirviente que prefieren Creel y Fernández de Cevallos.
Son miradas honestas. No esconden que miran desde fuera y que, junto a la lente de su cámara, descubren algo que estaba ahí y que, sin embargo, no era mirado. O, más bien, que no quería ser mirado.
Sin el frenesí de los acontecimientos, estos fotógrafos y fotógrafas nos dicen, con su ahora serena mirada, “mira lo que yo miré”.
Pero no nos contentemos con mirar lo que miran. Miremos también su mirar, porque ahí está una de las claves para entender estos diez años del neozapatismo. Miremos su mirar y descubramos que tiene mucho de irreverente desafío. Su mirada es distinta a la del Polifemo del Poder y es, así, una cuarteadura en el código visual que se impone y que establece que el indio debe verse siempre de arriba hacia abajo, y debe estar o sumiso o muerto.
Una foto es una mirada. Y una mirada es una manera de iluminar algo. Como sol, la lente de estos fotógrafos ilumina diversos momentos del zapatismo. No agotan, ni pretenden agotar, la totalidad de lo mirado. Son honestos y declaran con su mirada que sólo miran una parte de lo mirado. Pero ahí está su principal virtud, porque así puede uno interrogar su mirada y preguntarse sobre lo que no es mirado. Con las respuestas se va completando el rompecabezas de miradas que el neozapatismo reclama desde aquella fría madrugada del inicio del año de 1994.
He dicho que una foto es una mirada. Pero también es una forma de mirar. Y una forma de mirar es una forma de preguntar. Con sus fotos, es decir, con sus miradas, estos fotógrafos y fotógrafas preguntan, por ejemplo, ¿quiénes son?, ¿por qué luchan?, y, sobre todo, ¿qué miran?
Y éstas son preguntas fundamentales.
He hablado de 68 fotógrafos y, sin embargo, la exposición habla de 69 miradas. Resulta que el Sup ha agregado una mirada más, sin más intención que conseguir que la suma diera 69, número universal y generoso como el mundo que queremos para todos.En concreto, esta exposición fotográfica se llama “69 miradas contra Polifemo”. En la carta que les dirigimos los zapatistas a cada uno de ellos y ellas, para agradecerles su participación, escribimos:
“El cíclope del Poder, el Polifemo neoliberal, nos impone la mirada de su único ojo. No sólo para que nos veamos como él nos ve, también para que lo veamos como él quiere que lo veamos. Y sobre todo, nos impone la mirada para ver al otro. 68 fotógrafos y un anti fotógrafo (o sea yo) se rebelan contra la imagen que Polifemo impone sobre los indígenas zapatistas y, generosos, nos ofrecen otros ojos, los suyos, para mirar, para mirar su mirada, y para mirar su ser mirados por estos indígenas rebeldes que se hacen llamar “nadie” con la malicia de quien sabe que el mañana incluye muchas y distintas miradas.
La mirada agregada por el autodenominado “anti fotógrafo” se llama “Las Cuatro Jinetas del Apocalipsis” y es una foto de cuatro niñas. Sus nombres son, de izquierda a derecha, la Chelo, la Maricela, la Grabiela (y no “Gabriela”) y la Chagüa. La foto debe ser de por ahí de 1996, así que debían andar las cuatro en los 8 años en promedio. Ellas viven en La Realidad y en la realidad, es decir, en el poblado de La Realidad y en la realidad zapatista.
Juntas eran entonces una especie de terremoto cuyo epicentro se movía por todo el pueblo. La Chagüa era respetada incluso por los niños varones de más edad. Claro que algo tenía que ver su habilidad con la tiradora. La Chelo suspiraba y provocaba tormentas con el aletear de sus pestañas. La Maricela era como la intelectual de la banda porque ya iba a la escuela, y la Grabiela era veloz como ninguna, sobre todo a la hora de huir. Hasta el Olivio y el Marcelo se hacían a un lado cuando en el horizonte aparecían las cuatro.
La última vez que estuve en La Realidad, encabecé a un grupo de niños en el asalto a la tienda “La Naná”, en el extinto “Aguascalientes”. El plan era sencillo: se trataba de distraer al encargado de la tienda con un pedido imposible de satisfacer, es decir, alguien debía preguntar si tenían galletas pancrema y, puesto que no había (porque yo había decomisado todas), debía trincarse en que quería las pancrema y hacer una chilladera. Con el encargado aturdido, el resto debíamos introducirnos subrepticiamente a la tienda y sacar todas las bolsas de “Totis” (que son una especie de fritura de harina y es lo único que tenían en abundancia).
El Ismita debía pedir las pancrema, apoyado por el Olivio y el Marcelo, quienes se encargarían de pellizcarlo para que la chilladera fuera más real. El resto de la columna estaba formado por la Chagüa, la Chelo, la Grabiela, la Maricela, la Yeniper. Por supuesto que a la hora de la verdad los varones se quedaron a distancia prudente, esperando el desarrollo de los acontecimientos, y sólo las hembras se mantuvieron firmes y en la primera línea de combate. Tuvimos que entrar usando el tráfico de influencias, o sea que yo charolée con las tres estrellas de subcomandante, y no corrimos con mucha suerte porque todos los “totis” estaban aguados.
Contra lo que se pueda pensar, las niñas no se empacaron lo que habían “recuperado” de la tienda. No, fueron a donde estaban los niños varones y les dieron a cada uno lo que les tocaba. Después fueron a sus casas para compartir lo que tenían con sus familias.
Yo sólo saque una cajita de cerillos, así que encendí la pipa, monté en el caballo y me fui silbando la canción del Piporro llamada “El Tragabalas”.
¿En qué me quedé?
¡Ah sí! Antes he dicho que una foto es una serie de preguntas, y que una foto de los zapatistas pregunta “¿quiénes son?”, “¿por qué luchan?” y “¿qué miran?”. Bueno, pues las respuestas a esas preguntas están en esa foto.
Si una foto es una mirada y una mirada ilumina a quien es mirado y a quien mira, agradezcamos al sol que sobre los zapatistas han puesto estos 68 fotógrafos.
A Polifemo y a su ojo único démosle un sentido pésame, porque su mirar excluyente ha sido derrotado, aunque sea por el breve instante del abrir y cerrar del obturador.
Y al Sup no le agradezcamos nada, porque sólo se puso en la exposición para hacer rabiar a los fotógrafos y para decir sus albures groseros sobre el número 69.
Vale. Salud y que todas miradas iluminen el mañana.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.México, Noviembre del 2003. 20 y 10.
Fuente: Acción Fotográfica